4. Entender en grupo.
¡Que no!, que entender en grupo no significa una reunión de gays hablando de hombres como quien habla de tuper-ware; ni la superorgía que pueda realizar un grupo de lesbianas,… Me refiero a la toma de conciencia de pertenencia a un grupo con el que compartes una característica específica como es el deseo sexual.
Los homosexuales no son un sujeto específico que existió en cualquier época y lugar, sino una forma de disfrutar de la sexualidad que comenzó a ser posible con la extensión del capitalismo y su repercusión en la vida familiar: “son los cambios en la familia los que están más directamente vinculados a la emergencia de una vida gay colectiva." (12)
En el período feudal, la importancia de la familia en la vida de los individuos era fundamental. Las familias eran la clave del bienestar futuro. La felicidad personal y el éxito dependían de la cooperación entre los miembros de la familia, en tanto el trabajo familiar era el que proveía lo necesario para la vida. Entre los campesinos la familia existía como una necesidad, como una unidad productiva con una división interna -sexual- del trabajo. En este contexto, no podía existir un individuo independiente de la familia como unidad de producción.
Desde el siglo XVI al XIX, Europa sufrió una transformación, de ser una sociedad agraria pasó a un sistema urbano-industrial. Las personas que en algún momento producían sus propios alimentos y vestimenta, así como sus propios hogares, gradualmente se convirtieron en trabajadores asalariados que vendían su fuerza de trabajo en el mercado. Aquellos que una vez habían estado limitados a la aldea rural ahora eran habitantes urbanos. Estos cambios tuvieron una fuerte influencia sobre la familia. El capitalismo había destruido la autosuficiencia económica de la familia, pero no la dependencia mutua de sus miembros (los bienes de consumo, aún no se habían socializado, no se habían convertido en mercancías, de modo que las mujeres todavía realizaban trabajos en sus hogares). La familia adquirió un nuevo significado como unidad afectiva, como una institución que no proveía bienes, sino que tenía importancia emocional. La familia llegó a ser el lugar de la "vida personal" (diferente y desconectada del mundo público del trabajo y la producción).
En tanto el trabajo asalariado se extendió y la producción se socializó, llegó a ser posible separar a la sexualidad del imperativo de procrear. Al eliminar la independencia económica de las unidades familiares, el capitalismo creó las condiciones que permitieron a algunos hombres y mujeres organizar una vida personal en torno a su atracción erótico/emocional hacia su mismo sexo. De este modo surgieron comunidades urbanas de gays y lesbianas, basadas en la identidad sexual. (13)
5. Identidad gay. (14)
El surgimiento de una identidad gay no es posible si no se asocia el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo con un tipo de individuo con determinada personalidad, desarrollándose unas redes sociales de gran escala fundadas en el interés o preferencia sexual de sus miembros.
En el momento que surge un agrupamiento, un colectivo, éste necesita dotarse de una definición de identidad. El primer objetivo del colectivo gay y lésbico fue “arrebatar la sexualidad y las identidades sexuales de los campos de conocimiento que así las habían definido (la biología, la psicología/psiquiatría y la medicina) para llevar la sexualidad al terreno de lo social y, dado que lo social está atravesado por el poder, al terreno de lo político” (15) .
Surge el asociacionismo gay y lésbico y con él la reivindicación en busca de derechos, en busca de un reconocimiento social.
En el momento que una conducta desviada se convierte en identidad, el error o fallo social cambia de lugar. El homosexual deja de padecer enfermedad alguna y es la sociedad la que puede llegar a ser patológica. Surge el concepto de “homofobia” como un término de lo que sería un comportamiento “políticamente incorrecto” (auque numeroso) para una sociedad sana. Oficialmente el problema ya no pertenece al homosexual sino a aquella parte de la sociedad que no acepta esta nueva identidad.
La definición de una identidad sexual nos ha acarreado grandes logros sociales. No obstante, como toda definición en sí misma, ha implicado una operación de cierre o sutura de la indeterminación que la envuelve. Toda política de la identidad implica una operación de exclusión. Tal ha sido así que parecía que el movimiento de liberación sexual lo constituían solamente varones homosexuales, blancos, treintañeros, de clase media alta, sanos, materialistas…. Todos iguales… superdivinos… en Chueca. Pero ¿y las bolleras, las maricas, los sados, los seropositivos, los transexuales, los no-blancos…? ¿Es nuestra exclusión el precio a pagar para obtener la aceptación social? ¿Qué fue del espíritu revolucionario de Stonewall?
6. Lo queer o la no identidad.
Queer significa raro, extraño, curioso; como sustantivo significa maricón, bollera, homosexual, gay, aunque por extensión designa todo lo que sexualmente no es normativo (desde l@s trabajador@s sexuales a los sadomasoquistas) y ha pasado de ser un insulto a ser una seña, paradójicamente, de identidad desidentitaria.
El movimiento queer apareció a principios de los 90 en el seno de la comunidad gay y lesbiana de los EE.UU. Decidió autodenominarse con este término despectivo (16) para diferenciarse (establecer una distancia política) de las iniciativas que buscaban la construcción de una identidad estable (una normalización) para los gays y lesbianas. La cultura queer plantea una posición crítica con respecto a los efectos normativos de toda formación identitaria, no sólo la sexual sino también las referidas a la raza o a la clase.
Se trata de un movimiento postidentitario, “pero que ante una situación de opresión concreta decide poner en marcha estrategias hiperidentitarias que hagan visible la posición de ciertas minorías. Pero siempre desde la conciencia de que la configuración de esa hiperidentidad no es fruto de un proceso natural sino algo construido que además puede generar exclusión… Por ello no tratan de crear espacios de dualidad y dicotomía (en los que el enemigo y el objetivo a alcanzar está claro) sino de aplicar un análisis transversal y cruzado que complica mucho las estrategias políticas a desarrollar pero dotan a su acción discursiva de una gran complejidad teórica y de un enorme potencial subversivo” . (17)
Todo proceso de desnaturalización acarrea una serie de renuncias: “desnaturalizar la identidad sexual implica la renuncia a la reivindicación de la normalidad (sin el suelo discursivo que la invocación a la naturaleza proporciona, el binomio normal/patológico pierde su fuerza), la renuncia al intento de escudarse en el espacio de lo fijo e inevitable. Implica sustituir la aspiración a la integración en el orden socio-sexual que acompaña a toda política de normalización. Para reivindicar otro lugar de enunciación, otro discurso” . (18)
Un discurso sobre sexualidad en el que las minorías sexuales han dejado de ser el objeto estudiado, el “otro”, para convertirse -por primera vez- en el sujeto de la enunciación.
“Nunca había entendido el concepto de diversidad hasta que fui consciente de la abrumadora cantidad de identidades que nos rodean y de cómo mi propia identidad no encuentra definición posible con unos términos y clasificaciones caducos. Los sigo usando, por cuestión práctica y política, pero no son suficientes para explicar quién soy. Somos millones de personas para tan pocas casillas: hombre o mujer. Homosexual, bisexual o lesbiana. En mi interpretación queer no pretendo eliminar las categorías que hay, eso es restar, sino construir otras o defender el derecho a no tener que encasillarse en ninguna. Lo único claro que tengo es que esto es un juego y nosotros somos las piezas. Y nos vamos dejando la vida en él. ...” (19)
12.D’Emilio, John. op. cit. pág. 5.
13.La posesión de una identidad, a nivel formativo, es más que necesaria. Sirva de ejemplo las siguientes pinceladas pertenecientes a una investigación que realicé sobre Adolescencia y Homosexualidad:
Durante la adolescencia aún se está en el proceso de desarrollo de la identidad, proceso dentro del cual también se encuentra el desarrollo de la identidad sexual...
No es fácil descubrir que se es gay. Nuestra sociedad muestra claramente lo que piensa de las personas gay. Todos hemos escuchado chistes terribles, los estereotipos hirientes y las ideas equivocadas que circulan acerca de las personas gay. La gente tiende a odiar o temer lo que no comprende. Algunas personas odian a los gays y lesbianas. Muchas personas se sienten incómodas con lesbianas y gays...
Para la mayoría de los adolescentes que descubre sus sentimientos y atracciones hacia el mismo sexo la experiencia más profunda de todas es la de sentirse aislado, creyendo que seguramente es la única persona así...
No es extraño que un adolescente gay elija esconder sus sentimientos frente a los otros, sin embargo es importante tener en cuenta que incluso puede sentirse tentado a esconderlos de si mismo...
La homosexualidad en sí no provoca anormalidades psicológicas. En cambio, el vivir bajo la presión de tener que fingir que no se es homosexual si puede costar mucho en términos de amor propio, y hasta puede causar serios daños psicológicos...
Los gays adolescentes viven inmersos en un mundo que les niega su realidad. Lo que ellos sienten en su interior carece de reflejo o referente en la información que reciben del exterior. No sólo nadie les ofrece modelos positivos, sino que temen buscarlos por miedo a caer bajo el estigma de “el marica” del instituto. Temen el rechazo de la familia y los amigos que podrían desposeerlos del apoyo afectivo (y económico) que todas las personas necesitamos....
Una particularidad específica de los gays que los diferencia de otras minorías marginadas es que éstas reciben información desde la primera infancia sobre la identidad de su subcultura y de su grupo a través de la familia y entorno inmediato. En el caso de los gays no sucede esto. El silencio sobre su realidad es tan opresivo tanto dentro como fuera de su familia.
14.Cuando se importó el término gay (al menos así lo viví lo yo) y comenzó a generalizarse su uso, su éxito se debió a la unión-sustitución de dos términos en cierto modo antagonistas que intentaban definir un mismo concepto. Por un lado se hallaba “entender”, que era utilizado por los iniciados (y sus colindantes) con una mezcla de orgullo y secreto, como termino de pertenencia (a los entendidos). El otro término era el ya clásico “homosexual” utilizado tanto por el resto de la sociedad como por el mismo “entendido” para definirse en función de su preferencia sexual ante la sociedad.
15.Córdoba García, David. Identidad sexual y performatividad. 2003. Athenea Digital, 4, 87-96. Disponible en http://antalya.uab.es/athenea/num4/cordoba.pdf .
16.Por desgracia en España, ni aún con buenos conocimientos de la lingüística inglesa, podrá adquirir los mismos matices de significados e intenciones. Personalmente, aunque me produzca cierta incomodidad, preferiría usar el término “marica” como hiciera el hoy desaparecido colectivo “La Radical Gay” en su revista: “Planeta Marica”.
17.Preciado, Beatriz. op.cit.
18.Córdoba García, David. op.cit.
19.Hernández Ojeda, Carmen. ¿Qué es eso de la teoría queer?.
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